Todos hemos escuchado hablar del punto ciego al conducir un auto, ese famoso “punto ciego” que nos dió algún susto ya que no sabíamos que había un automóvil oculto en el carril lateral.

Los puntos ciegos son áreas alrededor del vehículo que no pueden ser observadas de forma directa por el conductor.

De la misma manera hay formas ocultas en nuestra manera de escuchar que no podemos ver sin detenernos a observarlas de manera consciente.

Tus puntos ciegos parecerían ser un mal “hábito” pero no lo son.

Probablemente te ayudaron a estar donde estás, y son parte de tu personalidad. Todos los tenemos aunque no nos demos cuenta, por eso mismo se llaman “puntos ciegos”:

En las empresas escucho a más de un líder decir “Yo me siento y pongo lo mejor de mí para escuchar a mi gente y tratar de solucionar sus problemas, de ayudarlos con ideas o de contener sus emociones pero no sé si estoy escuchando bien”.

Cada uno de nosotros tiene una tendencia a escuchar “para algo“ en especial, o sea con un propósito inconsciente, casi automático, que no nos es fácil de observar. Ese es nuestro punto ciego.

Algunos escuchamos para solucionar problemas, otros para conectar ideas, para entender, para pensar que contestar. Escuchamos PARA HACER ALGO. Este es nuestro PUNTO CIEGO.

Pablo, un gerente en un proceso de coaching me decía: “Yo escucho para conectar. En cada conversación escucho para ver qué conexión puedo hacer entre lo que la persona me está diciendo y algo que yo sé en mi vida, independientemente de lo que me esté diciendo: Sos de Córdoba, yo tengo parientes en Córdoba…, me sirve para conectar con gente en cualquier tipo de conversación. Me puedo conectar rápidamente con alguna experiencia, lugar o persona y así encajo fácilmente en la conversación. Me siento que pertenezco.

Algunos puntos ciegos pueden ser cuando escuchamos para:

– Ayudar al otro
– Validar mis ideas
– Refutar sus argumentos
– Asegurarme ser escuchado luego
– Decidir si vale la pena prestar atención
– Ver qué hago luego
– Saber las intenciones del otro
– Entender
– Emitir un juicio de valor

Los puntos ciegos, sin importar qué bien intencionados sean, nos quitan la posibilidad de estar 100% presentes escuchando a la otra persona. Aunque tu punto ciego sea escuchar para ayudar, estás buscando en la conversación maneras de ayudarlo en vez de simplemente estar presente para el otro esperando ver PARA QUÉ te está diciendo lo que te dice, qué necesita.

Lo importante para aprender a escuchar es “no tener una agenda”. Es estar presente de manera “vacía” sin un listado de opciones, sin un destino o rumbo fijo . Escuchar para el otro y no para mí.

Una manera de escuchar comprometidamente SIN PUNTOS CIEGOS es ejercitar de a poco el descubrir cuál es nuestro punto ciego contestando estas preguntas:

1- ¿Cuál es mi tendencia natural cuando escucho? ¿Para qué escucho? Usar el listado anterior puede servirte para encontrar tu punto ciego.( Si encuentras más de uno comienza eligiendo uno para practicar, luego de que haces consciente ese puedes ejercitar con el siguiente.

YO ESCUCHO GENERALMENTE PARA …………………….

2- ¿Cómo te ayudó tu PUNTO CIEGO en tu vida profesional?

3- ¿En qué NO te ayudó tu PUNTO CIEGO?

4- ¿Qué impacto tiene tu PUNTO CIEGO en tu EQUIPO?

Hacer consciente tus puntos ciegos te da la posibilidad de elegir una manera distinta de escuchar más comprometida con el otro.