Hay un momento en el grupo que la conexión se siente o no se siente.

Estas en un grupo, hay un proyecto, una idea y el grupo “la compra”, van para adelante, invierten en el grupo. Es un sentimiento. Ya no son un grupo, tienen una meta en común. Son equipos que fluyen, que se entienden con miradas, que comparten su vulnerabilidad, que dan sin medir el intercambio, que saben estar más allá de lo necesario, que se sostienen y abrazan las dificultades juntos. Son equipos donde no faltan momentos de feedback incómodo, de conversaciones frontales o de situaciones donde necesitan trabajar juntos para ir de dónde están a donde quieren llegar.

Daniel Coyle en su libro The Culture Code (1) investigó el fenómeno de estos equipos en distintas situaciones. La que a mí más me sirve aplicar al trabajar como coach es la que él aprendió entrevistando a Gregg Poppovich el coach de los Spurs.

La base es crear un sentido de pertenencia con SEÑALES CLARAS de que “en este equipo hay un lugar seguro donde podés dar todo de vos”.

Estas SEÑALES DE PERTENENCIA son:

1 – Conexión personal: palabras, lenguaje corporal, la presencia y gestos que demuestren de manera coherente que la persona es importante para el líder y para el resto del equipo.
Por ejemplo luego de una derrota: un abrazo; en una conversación difícil: una mirada a los ojos sincera, tiempo y dedicación a la escucha, preguntas con intención de conocer y estar para el otro, honestidad, compasión.

2 – Feedback constante de desempeño: que demuestre los estándares y expectativas que el líder tiene de esa persona.
No se aceptan medidas mediocres, pero sí se aceptan los errores donde nos hacemos cargo de las consecuencias, con aprendizaje y humildad.

3 – Una perspectiva más amplia (o la “big picture”) donde se compartan valores e intereses que trasciendan al objetivo del equipo.
Hay más en la vida que el trabajo. Tus miedos, tus preocupaciones, tu futuro, tu familia, tu educación, tu progreso, tu crecimiento personal nos es importante.

Cada una de estas SEÑALES DE PERTENENCIA por separado tienen un efecto limitado, pero en conjunto combinadas son señales que dicen:

“Vos sos importante, acá estás seguro y tenés futuro”.

Señales, no palabras, actos, no promesas, coherencia entre palabra, cuerpo y emoción.

Crear un zona de seguridad donde se diga “Acá siento que pertenezco, acá puedo ser yo, acá vale equivocarse, acá el grupo me contiene, acá puedo jugármela y rendir al 200%” es la base para todo equipo de alto rendimiento.

(1) Fuente: Daniel Coyle, The Culture Code, The secrets of highly successful groups. 2018