¿Cuántas horas a la semana destinás en tu agenda a practicar de manera consciente el arte de escuchar?

Quizás lo más importante que nos damos unos a otros es nuestra atención.
Escuchar es una elección. Si se practica puede transformar tu impacto como líder.

Pensamos entre 1000 y 3000 palabras por minuto y escuchamos apenas entre 125 y 250. Por naturaleza escuchar es difícil. Sin embargo muchas personas piensan que son buenos escuchando, aunque invierten poco tiempo entrenándose. Muchos de nosotros fuimos educados en escritura y lectura (hasta algunos tuvimos que aprender a deletrear en otra lengua) pero ningún profesor nos entrenó en el arte de escuchar.

Hasta que no me entrené para certificar como coach, nunca antes había practicado de manera deliberada el arte de escuchar. Había leído libros o visto charlas TED sobre “escucha activa o escucha empática” pero eso fue muy distinto a realmente capacitarme para eso y practicar.

Saber escuchar es un problema colectivo, pero también una gran oportunidad. Si podés mejorar tu habilidad de escuchar tan solo un 10 o 15% más a un reporte o colega y hacer que se sienta escuchado, vas a ver una gran diferencia en tu relación, en los resultados y en vos mismo.

Aprender a escuchar requiere entrenarte en varios aspectos precisos que se aprenden por separado, se practican de a uno a la vez, lleva su tiempo y sólo con dedicación, y entrega se logra. Es como aprender un nuevo deporte.

De grande se me ocurrió aprender a jugar al golf: que el grip, la mirada en la pelota, el hombro, la muñeca, las rodillas, la cola, la cadera, el codo…. Millones de tips. Cuando aprendía uno y lo practicaba sentía que estaba ignorando o descuidando los demás. Y cómo si fuera poco mi profesor me decía que no pensara, que me dejara llevar, que lo disfrutara, confiara y que con la práctica todo se iba a unir y algún día iba a fluír de manera consciente. Que sólo la práctica y las ganas de lograrlo eran suficiente.

Cuando un líder muestra interés por los integrantes de su equipo como seres humanos no es cuando los motiva con un bono, un buen discurso, días libres o una promoción. Un líder muestra real interés por su gente cuando puede entender quiénes son realmente, reconocer sus deseos, miedos y sueños. Y esto sólo sucede cuando el líder sabe escuchar de manera intencional y con atención.

Son muchos los aspectos a aprender para lograr escuchar con intención y atención: aprender el timing oportuno, tus propios puntos ciegos, tus diálogos internos, tu corporalidad, tu emocionalidad, sostener los silencios, acompasar y estar para el otro, son sólo algunos de ellos.

No importa por cual empieces, elige un aspecto y practica, practica y practica.
Dedícale un lugar en tu agenda de manera intencional y consciente. Que un día sin darte cuenta la pelota vuela.